Propósito

La Iglesia de Cristo (así en mayúsculas, universal y eterna) tiene que plantear de vez en cuando sus formas de trabajo y de acción para articular el mensaje de salvación de la manera más comprensible posible para su generación.

Sin embargo, lo que vemos es una crisis de identidad constante, el abandono del puesto profético y una desesperada carrera para ver qué metodología puede llenar más rápido las sillas de un auditorio siempre fluctuante.

Cuando esto se une con el culto a la personalidad y la ruptura existencial de la mayoría de los seres que habitan este planeta, tenemos una caricatura miserable de la Iglesia de Cristo, que está lejos de la definición de fe dada por el propio Señor de la Iglesia:

Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (Mt. 16:18)

La Iglesia es del Cristo y sólo pertenecen a ella los que son de la misma fe que hizo Pedro afirmar tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mt.16: 16).

Pero desde el tiempo de los apóstoles y hasta que el Cristo regrese, ella sufre y sufrirá constantes intentos de ser abrumada por los intereses terrenales; ya sea por una sincera falta de interés de la masa como por una intención profunda de lobos travestidos de corderos que no entienden ni la naturaleza espiritual y eterna de la Iglesia, ni el origen espiritual y eterna del alma humana y sus ansias.

Este sitio tiene como objetivo ser un punto de encuentro para la reflexión eclesiológica más básica: ¿Cuál es la naturaleza de la Iglesia del Cristo y su lugar en el mundo de hoy?. Aún así, no hay nuevos caminos por descubrir, pero sí el viejo camino del discipulado cristiano, siempre olvidado y abandonado por caminos más amplios y mejor pavimentados que facilitan el tráfico aparente de cualquier uno conduciéndolos así a la ilusión de pertenecer a la Iglesia de Cristo, cuando en realidad son solo asistentes a un servicio religioso o algo similar.

¡Buena caminada!